Unas
van y otras vienen era lo que decía el sabio marinero mientras veía pasar ola a
ola.
Una
vida junto al gran azul es lo que siempre trató de tener, qué más da que no
tuviera a nadie más, si sus sueños estaban en las profundidades del mar y su
afición era la pesca y de vez en cuando hasta la piratería. Con sus cincuenta y
tantos años encima era un astuto y pillo comerciante, no necesitaba bajar del
bote para poder conseguir víveres y abastecerse por prolongados lapsos de
tiempo.
El
mar es su amigo y se acostumbró a él como nosotros a la rutina del día a día.
A
veces la soledad es la mejor compañía y la mejor música es la que está en
silencio. Te da tiempo para crecer y pensar un poco.
Preferible
vivir una vida así que para nosotros puede ser amargada y triste pero por lo
menos cuando él muera podrá decir “viví a mi manera” y nadie podrá refutar eso.
Deberíamos
aprender un poco de eso, la vida es una sola. La vida es corta y estruendosa,
vivamos como queremos, improvisemos a nuestra manera esta escena en la que nos
dieron el papel principal. Yo tal vez no pueda decir qué es la vida o qué es
vivir pero por lo menos me atrevo a hacerlo sin preguntarme más, sin pensar
actuar y seguir con esta locura que a todos alguna vez se nos explota y
sonreír.
Así
como este viejo en este mar yo creo que quiero llegar al final con una sonrisa,
sin miedo a nada. Sin arrepentimiento, solo paz. Sin palabras y en silencio,
cerrar los ojos y ver esa película que pasará frente a mí que sé ganaría hasta
los oscar si alguien más la hubiera visto.
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